Conectados a la tecnología, ¿desconectados de la familia?
Una postal común de nuestra época muestra a una familia tipo sentada a la mesa de un bar o de un restaurante, cada integrante conectado a su dispositivo electrónico y tan comunicados entre ellos como podrían estarlo si se encontraran en planetas diferentes. En el hogar, también es común que cada miembro de la familia esté “enchufado” a su pantalla y que no haya interacción con el resto.
Ésta y otras situaciones que se dan a diario nos hacen pensar si la tecnología es culpable de la falta de comunicación en la familia.
Hoy creemos que son los smartphones los que separan a la familia, pero en otra época era la televisión encendida a la hora de la cena o los adultos leyendo el diario e ignorando los llamados de atención de los chicos, con lo cual, hay que reflexionar acerca de que ninguno de estos dispositivos es malo en sí mismo sino que depende del uso que se haga de los mismos, de los límites que los adultos pongan estableciendo horarios y situaciones en los que se pueden usar o no y del cuidado que se tenga de preservar los espacios de encuentro, vínculo y comunicación familiar.
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